Renacimiento del emperador Xuan Tian - novela - Capitulo 5
Capítulo 5: La Alianza Secreta
De regreso en la Secta del Dragón Celestial, la victoria sobre la Secta de la Serpiente Negra había elevado la moral de todos. Sin embargo, Xuan Tian sabía que esto era solo el comienzo. Sus enemigos se reorganizarían y buscarían venganza. Necesitaban aliados.
Xuan Tian convocó una reunión con los ancianos y discípulos más leales. «Necesitamos formar alianzas si queremos consolidar nuestra posición. Hay otras sectas y clanes que podrían beneficiarse al unirse a nosotros.»
El Gran Anciano Shen asintió. «Tengo contactos en el Clan del Tigre Blanco y la Secta de la Llama Dorada. Podríamos iniciar conversaciones con ellos.»
«También deberíamos considerar a la Secta del Río Esmeralda,» sugirió Bai Ling. «Son pequeños, pero tienen recursos valiosos y podrían ser un aliado útil.»
Xuan Tian aceptó las sugerencias y se decidió enviar emisarios a estos grupos. Él mismo lideraría la delegación al Clan del Tigre Blanco, dejando a Shen y Bai Ling para coordinar con las otras sectas.
El viaje hacia el territorio del Clan del Tigre Blanco fue tranquilo, pero Xuan Tian sabía que cualquier negociación implicaría riesgos. Al llegar, fueron recibidos por el líder del clan, Bai Hu, un hombre robusto con una presencia imponente.
«Gran Emperador Xuan Tian,» saludó Bai Hu con una leve reverencia. «Es un honor recibirte en nuestro hogar.»
«El honor es mío, Bai Hu,» respondió Xuan Tian. «Vengo en busca de una alianza. Juntos, podemos enfrentar a las sectas rivales y asegurar un futuro próspero para ambos.»
Bai Hu estudió a Xuan Tian por un momento antes de hablar. «Entiendo tus intenciones, pero debo saber que podemos confiar en ti. El Clan del Tigre Blanco no se aliará con alguien que no pueda cumplir sus promesas.»
Xuan Tian asintió. «Te demostraré mi sinceridad y mi poder. Permíteme enfrentarme a tus mejores guerreros en un combate amistoso. Si gano, tendrás la prueba que buscas.»
Bai Hu aceptó el desafío y organizó una serie de combates. Los guerreros del Clan del Tigre Blanco eran fuertes y hábiles, pero Xuan Tian, con su vasta experiencia y poder, los derrotó uno tras otro con relativa facilidad. Su destreza y control sobre la energía espiritual impresionaron a todos los presentes.
«Has demostrado tu valía, Xuan Tian,» dijo Bai Hu después del último combate. «El Clan del Tigre Blanco se aliará contigo. Juntos, enfrentaremos a nuestros enemigos comunes.»
Con la nueva alianza asegurada, Xuan Tian regresó a la Secta del Dragón Celestial, donde Shen y Bai Ling habían tenido éxito en sus propias misiones. La Secta de la Llama Dorada y la Secta del Río Esmeralda también habían acordado unirse a ellos, formando una coalición poderosa y diversa.
«Esto es solo el comienzo,» dijo Xuan Tian en una reunión con sus nuevos aliados. «Con nuestra fuerza combinada, no solo nos defenderemos, sino que también tomaremos la iniciativa contra aquellos que buscan destruirnos.»
Mientras las preparaciones continuaban, Xuan Tian dedicaba tiempo a entrenar a los nuevos aliados, compartiendo su vasto conocimiento y técnicas avanzadas de cultivo. Los guerreros de las distintas sectas y clanes se beneficiaron enormemente de su sabiduría, mejorando rápidamente sus habilidades y aumentando su confianza.
Una noche, después de un día largo de entrenamiento, Bai Ling se acercó a Xuan Tian en su estudio. «Maestro, hay algo que me preocupa,» dijo con seriedad. «Hemos formado alianzas poderosas, pero nuestros enemigos también lo harán. Debemos estar preparados para cualquier traición.»
Xuan Tian asintió, entendiendo las preocupaciones de su discípula. «Tienes razón, Bai Ling. Debemos mantenernos vigilantes y confiar en nuestras propias fuerzas. Las alianzas son útiles, pero nuestra verdadera fortaleza reside en nuestra unidad y determinación.»
Con estas palabras, Xuan Tian continuó su camino hacia la restauración de la Secta del Dragón Celestial. Sabía que el viaje sería largo y lleno de desafíos, pero con sus nuevos aliados y el poder creciente de sus discípulos, estaba decidido a enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino. El Emperador Inmortal estaba listo para reclamar su lugar en el universo.